La Consciencia
La consciencia es quizás el mayor enigma de la naturaleza. Despojada de su significado básico, la consciencia es lo que nos permite ser conscientes de nuestro entorno y de nuestro propio estado interno. Pero pensar en la consciencia tiende a llevarnos en círculos. Todos sabemos intuitivamente qué es la consciencia, es lo que estás experimentando aquí y ahora. Pero cuando intentamos definir exactamente qué es, nos dejamos sin palabras. Ni filósofos ni científicos han logrado definir la consciencia, diferentes escuelas e ideas compiten entre sí, pero nadie se acerca a descifrarla.
El origen de la conciencia es un tema de gran debate y fascinación tanto para la comunidad científica como para el público en general. Los intentos por entender cómo surgió la consciencia de estados previos de inconsciencia han llevado a diversas teorías y especulaciones, pero este misterio sigue siendo uno de los más profundos de la ciencia y la filosofía.
La relación entre la consciencia y la inteligencia
La consciencia y la inteligencia están relacionadas, aunque no son lo mismo. En la búsqueda de entender la consciencia y la inconsciencia, se exploran estas conexiones, avanzando en el conocimiento sobre cómo cada una influye y se manifiesta en los seres vivos. Al igual que muchas de las características que nos hacen humanos, es probable que nuestra consciencia haya evolucionado a partir de formas menos complejas como producto de la evolución natural. Probablemente haya surgido de una secuencia inmensa de millones de años, formada por innumerables micro pasos que juntos conforman un tipo de gradiente de consciencia.
El primer paso hacia la consciencia
La piedra no tiene consciencia, eso se considera un consenso. Aunque no todos están de acuerdo. Algunos panpsiquistas afirman que un trozo de roca puede tener una vida interna. Sin embargo, no hay fundamentos reales para hacer tal suposición. ¿Por qué? Porque las piedras no muestran comportamiento, por lo que su vida interna no puede ser probada o refutada.
Un punto de partida más común es con los seres vivos. Un ser vivo es una parte del universo que se sostiene a sí mismo y se reproduce. Para hacerlo, necesita energía, y aquí es donde la percepción del mundo se vuelve útil. La función original de la consciencia probablemente era dirigir a un ser móvil y energéticamente limitado hacia una nueva fuente de alimento.
La dirección en la evolución de la consciencia
El primer paso significativo hacia la consciencia probablemente ocurrió cuando seres móviles comenzaron a moverse en una dirección específica: hacia lo que les era beneficioso y alejándose de lo que les era menos conveniente. Un gusano hambriento, por ejemplo, se moverá hacia donde la comida sea más abundante. Pero aún no necesita ser consciente de su entorno.
El siguiente paso lógico es agregar percepción a distancia, como la visión. La visión agrega contexto y profundidad a nuestro mundo. Con la visión, tenemos conciencia del espacio en el que nosotros y nuestra comida existimos. Es un enorme avance hacia una consciencia más familiar.
El paso hacia la representación interna
Para poder perseguir su alimento incluso cuando está fuera de su alcance visual, es necesario agregar una representación interna del mundo. Ahora un animal puede continuar buscando alimento incluso fuera del alcance de sus sentidos, gracias a esta representación interna de lo relevante en el mundo. Ahora puede concentrarse en el alimento y su deseo de obtenerlo. Con esto, un ser ahora existe en un mundo con el que puede familiarizarse.
El poder de la memoria
La memoria es una capacidad emergente gracias a la cual los animales pueden distraerse brevemente de una persecución pero retomar rápidamente su camino después. La conciencia de la existencia continua de cosas que no se ven se llama ‘permanencia del objeto’. Esta capacidad cognitiva la tienen algunos mamíferos, aves y posiblemente otros animales también. Los bebés suelen desarrollar esta habilidad alrededor de los ocho meses. Los polluelos la muestran uno o dos días después de nacer.
Una mirada hacia el futuro
La capacidad de recordar y la conciencia del paso del tiempo son grandes avances en la escalera de la consciencia. Podemos visualizar una recompensa que solo existe en el futuro. Esta habilidad de gratificación demorada significa que hay una capacidad de visualizar una recompensa futura, incluso para los humanos adultos. Dicho sentido del futuro también puede permitir anticipar lo que está por venir en el futuro. Los animales también pueden tener esta capacidad, como los Western Scrub Jays que esconden comida y la recuperan más tarde.
Anhelamos más comida
Entonces, ¿cuál es el origen de la conciencia? Probablemente comenzó con el movimiento dirigido de un ser hambriento hacia una fuente de alimento, lo cual le daba ventaja sobre competidores que se movían al azar o que no se movían en absoluto. Probablemente todo comenzó con el deseo de más comida. Aunque tenemos consciencia sofisticada que nos permite soñar con el espacio, construir rascacielos o obsesionarnos con novelas, no es sorprendente que no podamos dejar de pensar en dónde conseguiremos nuestra próxima comida. Este apetito podría ser visto como una fuerza motriz en el desarrollo de la consciencia, un proceso que ha permitido que nuestra percepción y comprensión del mundo evolucionen desde la más pura inconsciencia hasta la compleja consciencia que experimentamos hoy.