La felicidad explicada: el poder de la belleza

Escrito por 72ykh

Tecnólogo y apasionado por la ciencia

En un mundo lleno de diversos paisajes, bellas artes y arquitectura intrincada, la belleza no es algo tangible, sino más bien un sentimiento placentero que existe en nuestra mente. Nuestra percepción de la belleza se basa en el color, la forma y la proporción que nos atraen. A lo largo de la historia, la definición de belleza ha cambiado, pero ciertos elementos como la proporción áurea, la simetría y los patrones fractales siguen siendo visualmente atractivos para los humanos. Estos patrones existen en la naturaleza y se han arraigado en nuestra biología, ya que ayudaron a nuestros antepasados ​​a evaluar su entorno y reaccionar ante peligros potenciales.

La simetría, por ejemplo, prevalece en la flora y la fauna, lo que indica que todo es como debe ser. Los humanos nos sentimos atraídos instintivamente por la simetría porque era ventajosa para nuestros antepasados ​​a la hora de identificar parejas de apareamiento sanas y fértiles o fuentes seguras de alimento. Nuestros cerebros están programados para reconocer patrones que ayudaron a la supervivencia y, como resultado, la belleza se convirtió en un centro de recompensa en nuestros cerebros. Nuestro sentido de la belleza ha evolucionado más allá del mero reconocimiento de patrones y se ha arraigado profundamente en nosotros, persistiendo incluso cuando otros procesos cognitivos fallan.

Las investigaciones han demostrado que las personas pueden tener preferencias personales por la belleza, pero también existe un consenso compartido sobre lo que es visualmente atractivo. En los experimentos, la gente siempre prefirió las obras de arte originales a las imitaciones, ya fueran pinturas abstractas creadas por artistas famosos o patrones de arte cuidadosamente planificados hechos por niños o animales. Existe una capacidad inherente para reconocer la belleza incluso si nos cuesta definirla con precisión.

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A medida que los humanos han pasado de un entorno principalmente natural a un mundo creado por el hombre, ha habido una tendencia a priorizar la funcionalidad, el costo y la eficiencia sobre la belleza. Esto ha llevado a la creación de espacios monótonos y aburridos que no sólo no logran evocar emociones positivas sino que también pueden hacernos sentir aburridos e incómodos.

Múltiples estudios han demostrado que un entorno estéticamente agradable tiene un impacto tangible en nuestro bienestar, mejorando nuestro estado de ánimo, función cognitiva, comportamiento y felicidad general. De hecho, los estudios han demostrado que los hospitales visualmente atractivos pueden contribuir a tiempos de recuperación más rápidos y a reducir el uso de analgésicos.