¿Necesitamos energía nuclear para frenar el cambio climático? Cada vez más voces de la ciencia, activistas ambientales y la prensa afirman que sí. Sin embargo, esta pregunta genera controversia entre aquellos que se oponen a la energía nuclear y sus problemas asociados. En realidad, la respuesta es complicada.
La importancia de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero
Para frenar el cambio climático, el mundo necesita reducir las emisiones de gases de efecto invernadero a cero neto. En 2018, la energía producida a partir de la quema de combustibles fósiles representó el 75% de las emisiones globales. Actualmente, el 84% de la energía primaria del mundo proviene de combustibles fósiles.
La transición hacia fuentes de energía de baja emisión es fundamental para evitar catapultar a la humanidad de vuelta a la Edad de Piedra. Uno de los cambios más impactantes que podemos hacer es electrificar tantos sectores como sea posible. La electricidad se puede producir con tecnologías de baja emisión, como la solar, eólica o nuclear.
Las desafiantes demandas de la transición a la energía eléctrica
El problema es que actualmente la electricidad se genera principalmente a partir de la quema de combustibles fósiles. Además, la demanda de electricidad ha aumentado un 73% en los últimos 20 años, superando el crecimiento de las energías renovables. Aunque hemos progresado en instalar renovables, las emisiones siguen aumentando a nivel mundial.
La alternativa a los combustibles fósiles es la energía nuclear. Aunque no es renovable, sus emisiones de gases de efecto invernadero son mínimas en comparación con la quema de combustibles. Sin embargo, en los últimos 20 años, la energía nuclear ha estancado su desarrollo en la mayoría de los países occidentales.
El desafío de invertir en nuevas tecnologías de energía nuclear
La mayoría de los reactores nucleares en el mundo utilizan tecnologías antiguas y costosas de reemplazar. Por otro lado, países como China, India, Corea del Sur y Rusia son capaces de construir nuevos reactores nucleares de manera más rápida y a un costo competitivo. Sin embargo, en Occidente, los nuevos reactores nucleares son más caros de construir y mantener que las alternativas de combustibles fósiles.
A pesar de las preocupaciones sobre los desechos nucleares y los temores de accidentes, la tecnología nuclear tiene el potencial de avanzar y resolver estos desafíos. Existen diseños de reactores nucleares que son más seguros y económicos, así como tecnologías que pueden reciclar los desechos nucleares para su uso como combustible nuevamente.
La importancia de tener múltiples opciones para afrontar la crisis climática
Tanto las fuentes renovables como la energía nuclear requieren inversión e innovación. Ninguna de ellas está lista por sí sola para reemplazar los combustibles fósiles en la red eléctrica. Por lo tanto, en lugar de verlas como oponentes, deberíamos considerarlas como socias en la lucha contra el cambio climático.
Si bien las renovables son el futuro de la electricidad, también tienen desafíos importantes que superar, como la falta de confiabilidad y consistencia. Para garantizar un suministro confiable de electricidad, necesitamos capacidades masivas de almacenamiento de energía y, mientras tanto, otras fuentes de electricidad deben proporcionar una carga controlable.
En última instancia, debemos abordar los desafíos energéticos de manera integral y considerar todas las opciones disponibles. ¿Deberíamos abandonar la energía nuclear y aceptar temporalmente emisiones más altas? ¿Deberíamos prolongar la vida útil de las actuales plantas nucleares mientras solucionamos las deficiencias de las renovables? O tal vez, ¿deberíamos invertir en nuevas tecnologías nucleares más económicas y seguras? La respuesta depende de cómo elijamos enfrentar estos desafíos.
Conclusión
En un mundo que lucha por abandonar los combustibles fósiles, debemos pensar estratégicamente y considerar todas las opciones para frenar el cambio climático. Necesitamos innovación e inversión tanto en las fuentes renovables como en la energía nuclear. En lugar de descartar una en favor de la otra, podríamos invertir en ambas y ver cuál de ellas se desarrolla más rápidamente.
La energía nuclear y las renovables podrían ser aliadas en la lucha contra el cambio climático. No hay tiempo que perder, y dejar de lado la energía nuclear en este momento solo sería reemplazarla parcialmente por combustibles fósiles. No podemos permitirnos las consecuencias del cambio climático acelerado.